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Desde su fundación por un emprendedor
de esos que dejan su cuerpo en la patriada, cierta Pyme coronó a la Creatividad
como reina.
Llevándola de bandera en cada decisión
estratégica, encabezando cada batalla táctica e incluso en cada movimiento
operativo, la creatividad tomaba el centro de la escena y todos estaban a sus
pies.
Los empleados-plebeyos, convencidos de
la naturalidad y poderío de su reinado, la invocaban a cada paso y desplegaban
en su nombre las más osadas iniciativas.
La Pyme lentamente fue creciendo, y con
gran goce de salud, robustecida, reconocida en el mercado, su fundador creyó
que era el momento de dar un paso al costado luego de tanto trabajo y anunció
su abdicación.
Con el alejamiento de su fundador, esta
Pyme vería varias cosas modificarse en su camino…
La convocatoria se hizo como marca el
protocolo, todo fue medido y premeditado, los preparatorios comenzaron con
mucha anticipación y todo el mundo estaba al tanto de lo que iba a suceder.
Como si fuera una de esos lanzamientos
que se hacen con un gran evento, los convocados fueron ocupando su sitio en la
escena.
Extrañamente, y en sentido contrario a lo que hasta ese momento había
pregonado el fundador, las ubicaciones de privilegio fueron ocupadas por
inversores, accionistas y tenedores de bonos. Los empleados-plebeyos ocuparon
las posiciones más rezagadas, y su voz se hizo rumor distante ante la palabra firme
del otro grupo.
Los inversores y demás cumplieron con
el protocolo de etiqueta, y desfilaron previamente sobre la alfombra roja,
sucumbiendo ante el néctar de los flashes. Sus sonrisas auguraban una gran
perspectiva futura, a la altura de sus expectativas.
Los empleados-plebeyos ingresaron por
una puerta del costado, con ropas sencillas, las mismas que solía usar el
fundador y ahora eran miradas con recelo y desconfianza por los organizadores.
Las máximas autoridades de la zona de
influencia de la Pyme estaban invitadas.
Intendente, concejales, secretarios y
jefes de comités decoraban la escena. Habían tenido un contacto distante con el
fundador, a pesar de lo mucho que la empresa había contribuido al desarrollo de
la región, brindando empleo directo e indirecto, auspiciando de integradora con
otras industrias y regiones, estando siempre cerca de su comunidad con acciones
concretas de impacto ciudadano.
Sin embargo, ellos veían en este cambio
nuevas oportunidades, posibilidades de un tipo distinto de intercambio y
crecimiento, más cerca de lo acostumbrado con alguna de las otras empresas de
la zona, especialmente las radicadas en el último período.
Luego de un breve llamado a silencio
por parte de los sucesores, y sin alusiones al reinado anterior de la Creatividad,
un riguroso plan financiero fue presentado y como corolario, en medio de luces
y aplausos, la Utilidad fue proclamada como la Reina Máxima (1).
Los viejos empleados miraron el cuadro
del fundador con lágrimas en los ojos y se alejaron en silencio.
(1) Nada que ver con lo que usted está pensando.
Quien no tiene el don de la creatividad se termina aferrando a cosas tan simples como al concepto de la utilidad/rentabilidad....
ResponderEliminarComo objetivo final tantos unos como otros, persiguen los mismos objetivos, pero que distintas sensaciones se viven en el dia a dia.
Por eso esta bueno que cuando alguien proponga ideas creativas que salgan del corazón, no te respondan con el bolsillo...
Respetadísimo Juan Carlos,
EliminarLo hacía tomando unos cafecitos con Don Arturo allá arriba, nunca pensé que se iba a molestar comentando en este humilde blog.
Un creativo a la derecha...